El éxodo de Teherán: “Vivir en estas condiciones es realmente duro”

Sajad, un profesor de 35 años, es uno de ellos. Relata su huida a Rasht, una ciudad verde cerca del mar. El viaje suele durar unas cuatro horas, pero estuvo en la carretera más de un día. "Ahora que hemos llegado, la situación no ha mejorado. Las tiendas están abarrotadas y hay escasez de comida", dice. El alojamiento también se ha encarecido considerablemente. Sajad teme una guerra prolongada. "Vivir en estas condiciones es realmente duro".

Otra familia se dirige a Turquía con su hijo. "Le pedí prestados 5.000 euros a un amigo para poder viajar a Estambul a ver a nuestra hija, con la esperanza de que la situación se tranquilice un poco", dijo un periodista de 60 años. "Por el momento, estamos esperando a que las calles estén un poco más tranquilas y estamos considerando cuál es el mejor cruce fronterizo para entrar en Turquía".

Pero no todos logran salir del país. Un funcionario de Teherán, por consejo de su hermano en Estados Unidos, quería dirigirse a Azerbaiyán. Partió el domingo con su madre de 82 años. «Pero debido al tráfico denso, la escasez de gasolina y el mal estado de salud de mi madre, tuvimos que regresar. Ahora esperamos mejores condiciones para volver a intentarlo».